jueves, 9 de abril de 2009

La Última Cena

Jueves



Para dejamos el Señor, explica Tito Bostrense, la pascua celestial; comió el cordero típico, quitando la figura para hacerle lugar a la verdad”. La mesa de Jesús en forma de la primera letra del nombre de Cristo, congrega a los apóstoles en su derredor. Todos tienen vueltos sus rostros hacia Él, excepto Judas, cuyas manos tenían ya la mancha de sangre y cuyo corazón, la negrura de su traición sacrílega. Los rostros de los sencillos apóstoles rebosan de la simplicidad asombrada ante la inminencia de los misterios que deja entrever el Maestro. “Al celebrar la Pascua, entiende Eusebio, dijo oportunamente el Señor: Con deseo he deseado esta Pascua, es decir, el misterio del nuevo Testamento... Y Él mismo, sediento de la común salud, entregaba este misterio que había de repartirse al mundo entero”. El pan y el cáliz en las manos de Jesús, así como en dos oportunidades se multiplicaron los panes y los peces, ahora se transubstancian en la carne y sangre del Salvador, para salud de todos y alimento de los que viven la gracia. “La luz elimina la noche; la verdad hace retroceder la sombra” o figura. Lo que Cristo prometió en la multiplicación de los panes, lo hizo aquí ante sus apóstoles que habían de recorrer toda la tierra hasta la consumación de los siglos. “¡Te adoro devotamente, oculta Divinidad, que te escondes bajo el signo de estas figuras!”



J.R. SEPICH


Grabado de Victor Delhez. (Click para ver en detalle)
De "Los Cuatro Evangelios de Nuestro Señor Jesucristo" Ed. Kraft.
Comentario del Pbro. Dr. Juan R. Sepich

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