"...Y en cuanto el tema también de la seguridad, que es un tema que nos conmueve a todos ("y a todas" te faltó, Pelotuda), también entender que tienen que colaborar todos ("y a todas" te faltó, Doblemente Pelotuda). Porque muchas veces la Policía trabaja, detiene, detiene y la Justicia libera, libera y libera y entonces es muy difícil muchas veces -y digo esto y me hago cargo- de la necesidad de que cada Poder del Estado se haga cargo del rol que le corresponde en construir el valor seguridad que es un valor importante para toda la comunidad. Y no se hace con leyes más terribles o más duras
- Ésto lo digo como abogada -
, existen, los jueces tienen los instrumentos para denegar libertades, para denegar excarcelaciones, y los tienen que ejercitar para defender a la comunidad, para defender a los ciudadanos que también necesitan, junto a esa educación y junto a esa salud, el valor seguridad..."
La perra, Acto en Pilar (Baires), 28/10/2008.
APARICIÓN CON VIDA DEL TÍTULO DE ABOGADA DE CRISTINA ELIZABET FERNANDEZ WILHELM DE KIRCHNER, ¡YA!
No se le animaron a la Devaluación, Tampoco al "Corralito y/o Fondo Patriotico Solidario", no pudieron echar mano a las Retenciones al campo. Finalmente se salieron con la suya, lograron embolsarse con 30.000 millones de las A.F.J.P. que vienen siendo mas o menos...
Se complica! y si, tarde o temprano tenia que llegar. Con inscribirme -nuevamente- en la facultad, la letra chica (Que nadie lee) empieza a agrandarse de golpe y machaca de lo lindo.
Me quedan mas o menos 3 meses y medio para rendir Física y Química, sumado a eso, uno más para Biología... y el tiempo apremia.
Este blog queda temporalmente en piloto... con algunas entradas programadas, de momento. Ojo! que no lo pienso abandonar, me debo a mi publico. Lo que si va a quedar un poquito abandonado - de momento repito - hasta que arranque para calentar el agua, o bien este Cato levante vuelo con la bandada a deponer sobre algún personaje, o la emprenda a picotazos, gritando cuando haya peligro.
No me extrañen! Nos leemos en tu blog (Groncho dixit)
a conquista de América no fue un lujoso desfile de héroes con espadas brillantes ni fue la parada militar de los uniformes con colores de calcomanía. La conquista de América fue la conquista de las espadas ennegrecidas en la sangre de la reconquista de España y los uniformes quemados por la sal mordiente de la travesía. No fue el velero limpio que se desliza sobre las aguas planchadas sino la carabela miserable que iba pechando las olas con un motín de viento en el velamen. No fue el casco luciente ni la pica plateada sino el casco abollado y la pica cruzada del dolor de los músculos heridos. La conquista de América fue el barullo de los corazones y las espadas, cuando las espadas y los corazones se movían en las manos de los hombres y redoblaban en los pechos de los hombres. Fue la empresa de heroísmo de los tiempos en que la vida servía para la muerte. Era la empresa de los hombres que renunciaban a la vida en la demanda de una nueva vida y de una nueva muerte.
Eran los navíos que cabeceaban con el vaivén pensativo y solemne que traían de los amaneceres solos y los crepúsculos tendidos. Eran los soldados de la guerra y los misioneros de la Cruz. Eran los amigos de los indios amigos y los enemigos de los indios enemigos. Traían con ellos la civilización de un pueblo que prefería la barbarie honrada a la civilización deshonrada, la derrota con honra a la victoria con deshonra. Traían la espada para defender a la Cruz y no para matar a los hombres que ignoraban a la Cruz. Creían en la santidad de la justicia como santos y creían en la santidad de la justicia también como bandidos. Venía el santo y el guerrero, el caballero arrepentido, y el caballero que todavía no estaba arrepentido, venía el juez impecable y venía el ladrón que rezaba al Buen Ladrón porque creía en la promesa del Paraíso. Venían todos los que tenían una esperanza de salvación en América. Venían a América para fundar en ella el reinado de Cristo. Traían su vida para darla por la vida de América y traían su muerte para darla también por la vida de América, y traían su vida y su muerte para darlas en la conquista de Dios.
(Ignacio B. Anzoátegui, Tres ensayos españoles, Sol y Luna, Buenos Aires,1938.pp.22-24)